El
tracoma es una enfermedad oftalmológica crónica provocada por la
bacteria Chlamydia trachomatis. Entre sus síntomas destacan los ojos
rojos, las secreciones, la fotofobia, el lagrimeo excesivo y, en última
instancia, la ceguera irreversible. Según
la Organización Mundial de la Salud www.who.int/es/ (OMS), en la
actualidad hay unos seis millones de personas invidentes como resultado
de esta enfermedad, lo que la convierte en una de las tres causas
principales de la ceguera. El
tracoma es endémico fundamentalmente en determinadas áreas rurales de
África, en América Central y del Sur, y en algunos países asiáticos.
Para controlar la enfermedad, la OMS formó, en 1997, la Alianza para la
Eliminación Global del tracoma para el 2020 Sitio
web : (Global
Alliance to Eliminate Trachoma by 2020, más conocido como GET
2020), en colaboración con representantes del gobierno, de la
investigación y de los sectores sin y con ánimo de lucro. Aunque
la enfermedad es más común en los niños, si se prolonga durante
varias décadas de infección, la inflamación continua puede forzar al
párpado a invertirse. Esto fuerza a las pestañas a erosionar la córnea
y producir cicatrices. Las
bacterias se propagan por contacto entre mano y ojo, y por moscas que se
alimentan de estiércol y desperdicios humanos en poblados pobres. En África, las condiciones poco higiénicas hacen que las
bacterias abunden. Hasta el 25 por ciento de las personas de mayor edad
infectadas con el microbio puede que lleguen a perder la vista para
siempre. El
tratamiento con antibióticos una parte de una estrategia de salud estándar
de la OMS contra el tracoma.
Las otras tres partes son cirugía para prevenir la inversión del párpado,
educación en hábitos higiénicos, y mejoras ambientales, como provisión
de agua limpia. Porque lo dramático es que esta enfermedad infecciosa se puede evitar y tratar; de hecho, hasta hace sólo 50 años se podían ver casos de tracoma en zonas de España, Portugal o Italia. Al final es sólo cuestión de medios.
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